Es por todos conocido que la natación es uno de los deportes más completos que existe: reduce el estrés, ayuda a mantener a tono la musculatura y, como es un deporte de bajo impacto, es muy bueno para las articulaciones. En el agua, además de nadar en los diferentes estilos que existen, se pueden practicar muchos deportes que se han puesto de moda por los numerosos beneficios que reportan: aquagym, pilates o aeróbic son algunos de ellos. Pero el agua también es beneficiosa cuando tratamos de llevar a cabo un tratamiento de rehabilitación. La Terapia Acuática o Hidroterapia es una modalidad de tratamiento rehabilitador cuyas técnicas, abordajes y ejercicios son llevados a cabo, por un especialista, dentro del agua. Es un tratamiento que combina los beneficios de la inmersión con el trabajo específico de la fisioterapia.
¿Qué beneficios aporta el agua?
La rehabilitación en piscinas se ha convertido en una de las técnicas más demandas en los centros que realizan estos tratamientos. El agua desestresa y cura. Le permite al fisioterapeuta trabajar mejor con el paciente, ya que, al reducirse su peso, provocado por la sensación de gravedad menor que tenemos en el agua, facilita su movilidad y le permite realizar ejercicios que son inimaginables en una camilla. Cuando el trabajo principal trata de recuperar la máxima movilidad posible el agua se convierte en un elemento esencial para disminuir la descarga de peso. En este tipo de rehabilitaciones, la flotabilidad constituye el principal apoyo de las articulaciones, reduciendo en un 40% la descarga del peso corporal si la persona está sumergida hasta el nivel del pecho.
Además de la disminución de la gravedad, otra de las características que aporta el agua es la viscosidad, ya que produce resistencia, que se da cuando estamos en movimiento dentro de la piscina. De este modo, en función del peso, del volumen o de la velocidad con la que se realice el ejercicio, esta resistencia variará y será más o menos beneficiosa para la lesión que se quiera corregir.
Para poder realizar este tipo de tratamientos se hace necesario que las piscinas cumplan con unas características específicas que favorezcan la realización de la terapia. Una de las principales características es que el agua llegue a la altura del pecho, lo que facilita el trabajo del fisioterapeuta y, como ya hemos visto, favorece la descarga de peso. A diferencia de las piscinas convencionales, las piscinas terapéuticas incluyen en su estructura la incorporación de asientos o escalones que facilitan en gran medida la consecución del tratamiento. Incluso cabe la posibilidad de añadir cintas especiales que ayuden al paciente a caminar o correr sin necesidad de poner más presión en las articulaciones afectadas.
En cuanto al recinto, estas piscinas de grandes dimensiones suelen estar cubiertas para mantener una temperatura agradable y que la realización de la fisioterapia puede realizarse con comodidad. Contar con el asesoramiento de empresas profesionales en este punto es necesario. Desde Cupoola, empresa especializada del sector y pionera en el desarrollo de cubiertas para piscina, son conocedores de los requerimientos específicos de cada espacio y de su mantenimiento, y de las características propias de este tipo de piscinas, por lo que contar con este tipo de asesoramiento se hace necesario para poder desarrollar un proyecto con garantías, ya que el uso de estas piscinas está enfocado al desarrollo de una actividad en concreto.
Patologías
El desarrollo de este tipo de actividad debe ir precedido de una evaluación, que normalmente se hace en sala y en piscina, que variará dependiendo del tipo de paciente, y que ayudará a elegir los tratamientos más adecuados dependiendo del tipo de lesión.
Las alteraciones musculo-esqueléticas de origen traumatológico, ya sea por golpes, cirugías o procesos inflamatorios, pueden trabajarse muy bien en el agua, ya que el agua favorece el drenaje del edema infamatorio y el medio favorece que la persona pueda ganar en movimiento articular, recuperando el movimiento de su cuerpo con mayor rapidez y sin dolor.
Las alteraciones sensitivo-motoras derivadas de alteraciones del sistema nervioso, tratadas bajo el agua, dotan al paciente de mayores recursos para el control de su equilibrio y movimiento, favoreciendo su independencia.
Esta terapia puede usarse también en alteraciones cardiaco-respiratorias o en circunstancias específicas como puede ser un embarazo o en personas de la tercera edad, favoreciendo un estado de salud óptimo en todos los casos. Y no solo es beneficiosa a nivel físico, a nivel psicológico poder flotar a una temperatura agradable proporciona paz y estabilidad, mejorando el estado de ánimo del paciente, lo que repercute también en que la recuperación se acelere.
Sin duda, este tipo de terapia es un complemento a la recuperación tradicional, y puede demostrar que su aplicación tiene excelentes resultados, aunque como todo tipo de terapias, no siempre es la mejor opción para solventar los problemas de salud de todos los pacientes. Entre las principales contraindicaciones encontramos la existencia de hipertensión, asma o epilepsia, así como la presencia de heridas cutáneas abiertas. Es por ello que la decisión de aplicar unos u otros tratamientos dependerá del equipo de profesionales que atiendan al paciente, que son los que, en definitiva, conocen su historia clínica y pueden ofrecerle aquello que va a mejorar en mayor medida su salud.