El enoturismo, ¿por qué está tan de moda?

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El mundo del vino, vive su mejor momento, y cada vez son más, las personas que se interesan por la rica y milenaria, cultura enológica. Esto ha provocado, que las principales bodegas del país, se hayan convertido en un nuevo reclamo turístico, organizando excursiones y visitas guiadas, a sus instalaciones, donde podrán conocer, de la mano de los mejores sumillers, la historia del vino, sus peculiaridades, y los distintos tipos de uva que se dan en nuestro país.

El turismo enológico, se dirige a las zonas de producción vinícolas, como Alicante, donde la prestigiosa, Bodegas Bocopa, organiza excursiones a viñas y bodegas con cata de vinos. La visita incluye: proyección de vídeo de cultivos y elaboración de vinos, un tour guiado por la bodega (plantas de embotellado, depósitos de fermentación y cava de barricas), cata de vinos de Alicante de 6 de sus mejores vinos dirigida por sumiller en su aula de catas profesional.

No tienes que ser un expert@, si quieres conocer de primera mano, el apasionante mundo del vino, si deseas reconocer visualmente si un vino es joven o tiene crianza, y poner a prueba el olfato para reconocer los más variados de aromas del vino, tienes que visitar una de las muchas bodegas, repartidas por toda la geografía española.

España, con más de 1 millón de hectáreas de viñedos, se constituye como el país con mayor número de cultivo de viñas de todo el mundo, y el tercer país productor de vino, sólo por detrás de Italia o Francia. Y no solo eso, según los datos, en nuestro país, se beben alrededor de 21 litros de vino al año por cabeza. Las principales variedades de uva española, tenemos las siguientes: tempranillo, albariño, garnacha, palomino, airén, macabeo, parellada, xarel.lo, cariñena, monastrell… Siendo las principales zonas  de producción vinícolas: Rioja, Ribera del Duero, Marco de Jerez, Rías Baixas, Ribeira Sacra, Penedés, Priorato…

A la mayoría, nos gusta el vino, pero, ¿sabemos beberlo como es debido? Quiero decir, ¿sabemos que copa usar para poder disfrutarlo plenamente, con todo su sabor y todo su aroma?

Una buena copa es fundamental

Es muy común, y sobre todo a la hora de la comida, que muchas personas, beban el vino en un vaso, sin importarle su forma, ni el ancho de su cuello. Pues bien, así no es posible llegar a apreciar los diferentes aromas del vino, y por lo tanto, sus diferentes matices. Para conseguirlo, es necesario emplear una buena copa, no una copa cualquiera, sino una de cristal fuerte, resistente, de calidad, larga y ancha, para que el vino pueda respirar. Estas son, el tipo de copas que distribuye Cristafiel, una empresa que fabrica,  graba, decora y personaliza cualquier producto relacionado con el mundo del vino, siendo el cristal su mayor exponente. Su equipo de profesionales está totalmente volcado a la satisfacción de las necesidades de sus clientes, buscando el producto más adecuado para cada uno de ellos. Incluso cuentan con artículos en cristal fabricados en exclusividad.  A día de hoy, son líderes del mercado, desarrollando técnicas propias de grabación y tallado que les han permitido tener nuestros productos en las más importantes empresas e instituciones de este país.

Porque las mejores copas de vino, las de calidad, son de cristal. Estas copas mantienen la temperatura del vino, fundamental para apreciar el vino íntegramente, ya que una mínima diferencia, puede provocar alteraciones en las propiedades organolépticas del mismo, es decir, en su sabor, en su color, en su aroma, en su textura. Además, hay que tener en cuenta que, para degustar el vino en condiciones, para degustarlo, la copa no puede estar demasiado llena. No debe nunca superar los 150 ml, dejando espacio suficiente para que el vino se oxigene, lo que le proporcionará un agradable aroma.

Las copas de Burdeos y las de Borgoña, son consideradas las mejores copas del mundo, ¿sabrías reconocerlas?

La primera, la de Burdeos, tiene una forma alargada y estrecha, por lo que es la mejor para bebe un vino joven, lo cual no significa que no se pueda beber en ellas un buen vino de crianza. Las segundas, las de Borgoña, son, normalmente, más pequeñas, pero más anchas por arriba. De esta forma, favorece la oxigenación del vino. Es la copa perfecta para degustar un vino de reserva o de crianza, ya que en estos vinos, el aroma, tarda más en percibirse plenamente.

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