La red de carreteras es un aspecto fundamental para cualquier país. La infraestructura vial determina cómo son las relaciones entre muchos de los territorios que lo componen y entre los también muchos negocios que tienen sede en diferentes ciudades. Una buena comunicación por carretera facilita mucho las cosas, pero para conseguirla hace falta trabajo.
Porque, desde luego, la misión no consiste únicamente en proporcionar un asfalto de primer nivel para las carreteras. Para alcanzar el propósito de alcanzar una seguridad vial real, otro de los aspectos a tener en cuenta es trabajar la iluminación. Muchos accidentes de tráfico tienen lugar en zonas que no están iluminadas o que lo están de una manera bastante limitada. Este tema es algo peliagudo: hay vidas en juego y no nos podemos equivocar.
Desde los diferentes órganos del Estado se trabaja para mantener acondicionadas y perfectamente iluminadas las carreteras de nuestro país. Uno de mis amigos forma parte del cuerpo de altos funcionarios que se dedica a ello y por eso siempre que observo algún defecto en cualquiera de las vías por las que paso, se lo comunico. Sé que puedo confiar en él gracias a que es un hombre que realiza sus funciones por pura vocación. Nunca decepciona.
En uno de mis últimos viajes, observé que un punto marcado como tramo de concentración de accidentes no existían farolas que iluminaran el trayecto. La verdad es que no lo comprendí y decidí informar a ese amigo para preguntarle si había algún proyecto que tuviera como principal objetivo iluminar la zona. La falta de farolas podría explicar el por qué de tantos accidentes, así que cuando hablé con él también le comenté esta teoría. Su respuesta me daba la razón al mismo tiempo que aclaraba que no existía proyecto alguno para iluminar la zona. Sin embargo, gracias a mi interés, estudiarían el asunto.
Después de algunas semanas, mi amigo me llamó comentándome que habían decidido dar un paso al frente e instalar farolas durante los kilómetros en los que se extendía el tramo de concentración de accidentes. Era lo lógico. Desde las instituciones públicas hay que poner todos los medios para evitar muertes y este era uno de los que más falta hacía para conseguir ese propósito.
Según me comunicaron, la administración correspondiente ya había contactado con esta empresa de báculos y farolas, Industrias Duero, que se encarga de la construcción de todo tipo de sistemas y estructuras para garantizar la seguridad vial. Al parecer, en esa empresa se llevaba años trabajando para remediar la mortalidad no solo en las carreteras españolas sino en las de muchos países más. Destacaba por la fiabilidad de sus estructuras, su compromiso en el cumplimiento de los plazos y en sus precios asumibles.
Resultados que todos deseábamos conseguir
El objetivo se ha cumplido con creces. Las farolas se instalaron con rapidez y desde entonces los registros hablan por sí solos: la mortalidad en aquel punto ha descendido en un 80% y los accidentes que se han registrado han encontrado en el factor humano (que no en el factor vía) el principal causante del contratiempo. Creo que con un dato así no hace falta explicar mucho más.
Mi amigó me llamó personalmente para darme las gracias y felicitarme por mi gran contribución. A pesar de que avisar sobre la penosa situación de aquel punto era lo más normal, alguien tenía que hacerlo y ese alguien casualmente fui yo. Como lo podría haber sido otro. Lo realmente importante es que se ha conseguido subsanar una buena parte del problema. Sin embargo, no se puede dejar de trabajar en el sentido de conseguir una seguridad vial completa. Y para ello, Industrias Duero es una aliada de primerísima categoría.