Los incendios forestales son una lacra que nos asola verano tras verano. No solo ponen en riesgo ecosistemas naturales, sino que en ocasiones representan un peligro para las vidas humanas. Su extinción se dirige y coordina desde salas de control especiales, los centros de rescate para incendios forestales, te contamos a un primer nivel cómo funcionan.
En España se queman cada año 120.000 hectáreas como consecuencia de los incendios forestales. La cantidad varía de un año a otro. Así, por ejemplo, en el 2022, uno de los veranos más catastróficos en este sentido, se llegaron a devastar 310.00 hectáreas.
Los expertos señalan que el cambio climático está incidiendo en los incendios forestales, volviéndolos cada vez más salvajes e imprevisibles. Las altas temperaturas, la falta de precipitaciones y los fenómenos atmosféricos extremos hacen que estos incendios sean cada vez más difíciles de controlar.
Se calcula que un 96% de los incendios forestales son causados, directa o indirectamente, por la acción del hombre.
La quema de rastrojos, de forma incontrolada, una de las tareas habituales de la actividad agraria, sigue siendo una de las causas principales. A esto hay que sumarle el encendido de fogatas en zonas prohibidas y negligencias tales como tirar una colilla mal apagada en el monte o hacer barbacoas en plena naturaleza.
La expansión de las viviendas en zonas forestales es un factor que indirectamente aumenta la vulnerabilidad de estos espacios frente a los incendios. Las construcciones de los hombres crean zonas de vegetación seca, altamente inflamable, generadas por la cercanía de la presencia humana y aumenta la peligrosidad de los incendios por la proximidad a puntos de concentración de combustible.
Estas urbanizaciones, a su vez, dificultan las tareas de prevención y extinción de incendios, representando un hándicap añadido para los bomberos forestales.
La clasificación de alarmas.
Un punto previo en la extinción de incendios es la clasificación de alarmas. El nivel de alarma determinará el protocolo para actuar y los medios que se movilizarán para atajar el incidente. Clasificar la alarma es responsabilidad del Director Técnico de Extinción (D.T.E.), profesional que está al mando del parque de bomberos, forestales o urbanos, donde se ha producido el incendio.
La Universidad de Navarra publicó un manual bastante clarificador sobre la clasificación de las alarmas de incendios. El manual está centrado en los incendios que se producen en edificios, aunque por lo que hemos podido investigar, esta categorización no difiere mucho de la que se utiliza para los incendios forestales. Existen 3 niveles de alarma:
- Nivel 1 (Conato de emergencia). Este es un accidente o riesgo de incendio que se ha identificado en sus etapas iníciales, que tiene un foco localizado y que se puede controlar de forma sencilla y rápida con los medios que se tienen disponibles.
- Nivel 2 (Emergencia local). Este es un incendio en progresión que permite acotar con claridad el área que puede verse afectada. Una de las primeras tareas de los equipos de extinción será delimitar el perímetro con el fin de que el incendio no se expanda. Para controlar el incendio se requiere de la intervención de equipos expresamente instruidos en esta labor y a los que tiene acceso inmediato el centro de rescate de incendios.
- Nivel 3 (Emergencia General). Esta es una situación que pone en peligro la seguridad y la vida de personas y/o la protección de espacios con un gran valor ecológico. Suele requerir la evacuación de habitantes de zonas potencialmente afectadas y la solicitud de ayuda a medios y organizaciones externas: U.M.E. (Unidad Militar de Emergencia), Seprona (división de la Guardia Civil) y la colaboración de equipos de bomberos de zonas cercanas.
Cómo se gestiona.
Una emergencia de incendio activa de inmediato un sistema de mando y coordinación. No es que el centro de rescates contra incendios no esté operativo, sino que pasa de modo prevención a modo extinción activa.
Una de las primeras tareas que se realiza es evaluar el alcance de la emergencia. En este sentido se debe delimitar el área de alcance potencial del incendio, teniendo en cuenta las características del terreno (bosque, monte bajo, matorrales, etc.), la influencia de la meteorología (temperatura, velocidad y dirección del viento, posibles precipitaciones), y otros factores que puedan influir en el desarrollo del incendio.
Es preciso efectuar un reconocimiento de los bienes amenazados (personas, instalaciones, infraestructuras) y de las condiciones de seguridad.
Esta evaluación se realiza en tiempo récord. A partir de ese momento, según la Fundación Pau Costa, una asociación sin ánimo de lucro dedicada a la investigación sobre la prevención de incendios forestales, se crean tres escenarios posibles.
El primero de ellos es valorar que el incendio se puede controlar en un inicio. En este caso, el Director Técnico de Extinción, máximo responsable de sofocar el incendio, elaborará un plan de acción y se pondrá en contacto con las unidades de bomberos forestales, coordinándolas entre sí. Como es lógico, debe haber una supervisión en tiempo real de cómo están surtiendo efecto las labores de extinción, para ir ajustando el plan sobre la marcha.
El segundo escenario posible es valorar que el incendio no se puede controlar con los medios que se tienen en ese momento. Ante esta situación, el Director Técnico de Extinción (D.T.E.) solicitará la colaboración de otras zonas de refuerzo y creará un Puesto de Mando Ampliado (P.M.A.) donde se integran otros profesionales y miembros de otras organizaciones que van a participar en la extinción. En este caso, también será necesario crear un Centro de Recepción de Medios (C.R.M.), una base de operaciones donde se van a recibir y preparar todos los medios técnicos y humanos que se incorporen para sofocar el incendio. El C.R.M. es un puesto logístico, no un centro de toma de decisiones. Para sofocar este incendio se podrá recurrir a otras instituciones como U.M.E. (Unidad Militar de Emergencias), Protección Civil, Cruz Roja, policía, etc.
El escenario más grave que se puede presentar es catalogar el accidente como Gran Incendio Forestal (G.I.F.) Para sofocar el incendio se requerirá la incorporación de más medios técnicos y humanos, muchas veces provenientes de zonas lejanas, así como la ampliación de la estructura organizativa. En este caso, el P.M.A. (Puesto de Mando Ampliado) se divide en secciones, cada una de ellas encargada de un área y de una tarea, que siguen las directrices de un Mando Único Unificado. El Mando Unificado es un órgano colegiado formado por el D.T.E. y los jefes de sección, donde es el director técnico, es el responsable en última instancia del éxito o fracaso de las operaciones. El Mando Unificado deberá elaborar un plan de acción, lo más completo posible, que incluya las estrategias y etapas para controlar el incendio.
Los medios técnicos.
Los fabricantes de Sig, una empresa madrileña especializada en el equipamiento de salas de control, y que se encargaron del montaje del Centro de servicios de rescate y protección contra incendios (BRZ) de Lüdenscheid (Alemania), remarcan que es fundamental que un centro de este tipo cuente con los medios técnicos y tecnológicos adecuados. De ello depende, en gran medida, el éxito de su trabajo.
Entre estos medios técnicos indispensables se encuentran los sistemas de geolocalización y cartografía digital. Estos son medios tecnológicos que utilizan mapas en tiempo real que se actualizan con imágenes capturadas por satélite y con información que se recibe sobre el terreno.
Es importante que el centro cuente con estaciones meteorológicas conectadas. Que disponga de conexión directa con la AEMET (Agencia Estatal de Meteorología) y con puntos de recogida de datos meteorológicos, cercanos al foco del incendio, para recibir información sobre temperatura, humedad, comportamiento del viento y presión atmosférica, a fin de predecir el comportamiento del incendio.
En el centro de rescate se cuenta con monitores que reciben imágenes recogidas por cámaras térmicas y sensores remotos en tiempo real. Estas cámaras pueden estar colocadas en torres de vigilancia, ubicadas estratégicamente en los espacios naturales, o en drones o helicópteros que se han movilizado para la ocasión.
En este centro de operaciones se coordina la actividad de los equipos que trabajan sobre el terreno, por lo que deben contar con sistemas de comunicación seguros y multicanal. El medio de comunicación más utilizado en estos casos es la radio, ya que permite llegar allá donde otros medios como la telefonía no alcanzan. Protección Civil habilita frecuencias de radio específicas para el control de incendios forestales.
Un medio digital interesante que se está utilizando en los centros de rescate contra incendios son los software de simulación de incendios. Se trata de unos programas informáticos, que con los datos que se están recibiendo, simulan la evolución del incendio, y permiten al equipo técnico probar diferentes estrategias, antes de ejecutarlas en la práctica.
Por la importancia de su trabajo, el centro de rescate debe estar operativo en todo momento. Por esta razón, cuenta con equipos electrógenos que evitan que las interrupciones en el suministro eléctrico, con servidores de internet propios y con potentes protocolos de seguridad digital que les protegen de posibles ciberataques o de filtración de datos.
Para la extinción de incendios forestales es clave contar con equipos especializados y con los medios técnicos adecuados.