Tonificar nuestro cuerpo se ha convertido, de un tiempo a esta parte, en una de las actividades preferidas por los españoles para disfrutar y aprovechar su tiempo de ocio. La diversidad de ejercicios que hay en los gimnasios y la cantidad de grupos musculares que allí podemos fortalecer es grande y es por ello por lo que acudir a estos centros es cada vez más común y más beneficioso para nosotros.
El aumento de la popularidad de los gimnasios es algo que sobrepasa las diferencias entre sexo, grupos de edad o clase social. Sería difícil montar un perfil de la persona que acude al gimnasio en España, ya que, aunque es verdad que unos grupos son más numerosos que otros, lo cierto es que su público no deja de ser heterogéneo.
Animado por esta clase de datos, comenzó a revolotear en mi cabeza la idea de abrir uno de estos centros en mi ciudad, donde sabía que no tendría la más mínima competencia. No sabía cómo empezar a darle forma a este proyecto, así que de la mano de mi amigo Mario comencé a pensar detenidamente en todos los aspectos que tendría que tener en cuenta para conseguir crear un espacio decente y que atrajera a la mayor cantidad de clientes.
Pasó el tiempo y conseguí un local bastante adecuado para un negocio como aquel. También me hice con las máquinas necesarias y con los avales suficientes como para que el banco no se echara atrás a la hora de darme el crédito que me hacía falta para seguir adelante. Lo tenía todo, o eso pensaba.
Lo pensaba hasta que Mario me comentó un asunto que me parecía una tontería pero que de eso tenía más bien poco. Se trataba del control de acceso al local. Pensé que resultaría fundamental conseguir un sistema de acceso sencillo, rápido y que no diera problemas a los clientes. Y qué mejor sistema para ello que el de los llamados “tornos”.
Solicité información en GestiGym, una empresa encargada de proporcionar la venta e instalación de este tipo de sistemas así como sistemas de identificación o consumibles. Vi los precios a los que comercializaban los tornos y como a mi juicio resultaban baratos decidí encargar un pack para el gimnasio. A fin de cuentas, tener un elemento como éste me resultaría más rentable que pagarle a una persona cada mes por realizar la misma función.
Rápida instalación y a trabajar
El establecimiento estaba apunto de abrir sus puertas. Los trabajadores de GestiGym, al día siguiente, se plantaron en él para dejar instalado el sistema y que entrara en funcionamiento de manera inmediata. Antes de que se marcharan lo probamos varias veces y comprobamos que no existía ningún problema. En caso de haberlo, los dos hombres que realizaron la instalación nos instaron a que se lo comunicáramos a la empresa, que no tendría ningún reparo en enviar a alguien al gimnasio.
El día de la apertura llegó sin apenas darme cuenta. Autoridades como el Concejal de Deportes de la ciudad o el mismísimo Alcalde se dieron cita en el establecimiento y me comentaron que, además de la estupenda idea que había tenido, el local les causaba una gran impresión y que me apoyarían en el desarrollo de las actividades que promoviera, cuestión con la que quedé muy agradecido.
En la actualidad continúo regentando el gimnasio y la verdad es que ha sido como una mina de oro para mí. He conseguido crear una red de clientes muy importante y muy fiel que todos los meses renueva su abono y que se muestra contenta contentísima con el servicio que presto. Contar con un elemento de acceso como el torno ha sido importante desde mi punto de vista, porque permite una entrada rápida y sin demora en nuestras instalaciones. Y es que ni en este ni en ningún negocio hay que hacer esperar al cliente.