DTP Piscinas, especialistas en diseño y fabricación de piscinas

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Conseguir la casa de mis sueños en un entorno natural no fue tarea fácil, fue el resultado de mucho trabajo, pero, sobre todo, la razón más importante fue que por fin aclarara mis ideas.

Llevaba mucho tiempo trabajando en una Agencia de Publicidad, me gustaba mucho mi trabajo y me había esforzado mucho en él, además me había hecho a mi vida en Madrid.

Los domingos de Rastro, las tardes paseando por La Latina, los atardeceres madrileños con esos cielos de un magenta tan intenso que parecen pintados entre las nubes.

Lo cierto es que me había convertido en toda una madrileña, puede que no llevara la sangre de gato en las venas, pero me había hecho a la ciudad, y ya no me veía en ningún otro sitio.

Sin embargo, empecé a sentir que me faltaba algo, empecé a sentirme inquieta y a padecer insomnio, largas noches sin pegar ojo, sobre todo al llegar el verano.

Era llegar el verano, y mis niveles de energía descendían en picado. Parecía una zombi a punto de atrapar a una presa desprevenida, siempre ojeroso y malhumorada.

Woody Allen dice que “en realidad, prefiero la ciencia a la religión. Si me dan a escoger entre Dios y el aire acondicionado, me quedo con el aire”, y si vives en una ciudad como Madrid, te aseguro que puedes llegar a entender perfectamente esta frase, sobre todo si se te estropea el aire acondicionado, entonces, si puedes ¡corre! Y, si no, bueno, entonces estás perdida.

Ese verano del horror, sin aire acondicionado y cayéndome por las esquinas, fue la gota que colmó el vaso. Entonces, tomé la mejor decisión de mi vida.

“Bye bye Madrid, hola campito”.

Construir tu propia casa en el campo

Además, construir mi propia casa iba a ser el trabajo más creativo que haría nunca, mejor que cualquier campaña de publicidad, mejor que cualquier frase ingeniosa, esos metros cuadrados de terreno, y todas sus posibilidades, me daban una estupenda oportunidad de reinventarme y empezar de nuevo.

La mayoría de mis amigos no se lo creían, me consideraban la persona más urbanita del planeta, y me daban como mucho un mes en mi nueva vida arbolada y montañera.

Tenía una visión muy clara de cómo quería construir mi nuevo hogar, sería una casa sostenible, construida según los parámetros de la eficiencia energética. Esta era mi idea a la hora de elegir materiales y diseñar su estructura.

Por supuesto, de entre todas las cosas que se me iban ocurriendo, solo una era la que tenía clara incluso antes de hacerme con el terreno: una piscina.

Así es, no podía faltarme una preciosa piscina, más concretamente una piscina de cerámica. Ese iba a ser el punto fuerte, tener mi propia piscina para darme baños las tardes de verano.

Encontrar a los mejores fabricantes de piscinas cerámicas no fue tarea fácil, pero, gracias a la recomendación de un amigo de mi padre, experto en el tema, encontré los servicios de Piscinas DTP, especializados en diseño y fabricación de piscinas de poliéster reforzado.

Sus servicios están a la vanguardia tanto en diseño como en el uso de sus materiales. Trabajan con materiales minerales que logran durabilidad y una apariencia única.

De hecho, disponen de materiales extraídos de rocas naturales, rocas que tienen diferentes colores debido a los efectos de la luz sobre ellas consiguiendo piscinas integradas en el entorno y preciosas.

Además, opté también por ponerme en contacto con Pipor, expertos en cubiertas para piscinas, ya que pensé que una piscina cubierta es utilizable durante más meses al año.

El resultado fue de ensueño, y al final, la inversión no era mucho más que todo lo que había invertido hasta entonces en alquileres de pisos céntricos. Sin duda, me sentí satisfecha con haber dado un rumbo tan diferente a mi vida.

Ese entorno, y poder darme mis baños en la piscina, volvieron a convertir los veranos en lo que siempre habían sido antes de vivir en Madrid, el verano volvió a ser mi estación del año favorita.

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