Hablar de vino, es hablar de tradición, de orígenes, de historia. Una de las bebidas con más antigüedad y a la vez, tan contemporánea que no pasa de moda. Es más, el vino, cada vez, cuenta con más adeptos. No decae. A muchos simplemente les gusta disfrutar de una copa de vino de forma puntual o quizá, a diario, pero sin ir más allá de un vino de mesa para acompañar la comida. Para una inmensa mayoría, el vino, es más que una bebida y degustarlo, se convierte en todo un ritual.
Lo que está claro, es que un buen vino, no deja indiferente a quien lo cata. Pero para que un vino proporcione todas las propiedades con las cuenta, es crucial, una buena conservación. Como nos han hecho saber los expertos en estas cuestiones vinícolas de Vicave, aunque el vino se conserve bien por años, décadas e incluso siglos, la innovación y la tecnología, ayudan de forma notable a que los caldos, estén siempre en su punto óptimo de cata.
A los apasionados del vino, les encanta ir adquiriendo botellas e introducirlas en su particular bodega. Conservarlas de la mejor manera posible es el objetivo primordial tanto de particulares como de empresarios de la industria o la restauración, donde contar con una buena bodega, es indispensable.
Es sabido por todos que la mejor manera de conservar los vinos en las bodegas instaladas en cuevas. Donde se reúnen los factores y requisitos necesarios para su conservación. Aspectos como la humedad, la ventilación o la temperatura, son fundamentales.
Ahora bien, no todo el mundo dispone en sus casas o restaurantes, de cuevas que reúnan esas condiciones. Es en este punto, donde la innovación tecnología, se convierte en un excelente aliado.
Principios básicos para conservar el vino
Incluso en una vivienda normal, es posible guardar y conservar el vino durante largos periodos de tiempo. Siguiendo unas pautas básicas, se puede hacer posible una buena conservación que no propicie el deterioro de los buenos caldos. Algunos pensarán que el mejor lugar, es en el buche, pero mientras llega el momento de su cata, hay que procurarle una serie de cuidados.
Por regla general, el vino debe estar bien embotellado, obvio, a resguardo en un lugar ventilado, protegido de la luz, las vibraciones y mantenerse a una temperatura constate. Son cinco los aspectos fundamentales a tener en cuenta para conservar y guardar de forma correcta las botellas de vino. Esto se aplica a cualquier lugar donde se pretenda montar una bodega, particular o no.
La humedad es un factor determinante, debe existir humedad en el ambiente a la vez que se deben evitar olores fuertes, incluso ruidos y los campos electromagnéticos que generan los electrodomésticos.
Los movimientos no son lo mejor para los grandes vinos. Un vino añejo puede estropearse debido a los movimientos y las vibraciones, por lo tanto, debe ubicarse en lugares donde no haya que moverlos salvo para abrirlos y beberlos.
Aunque en muchos lugares, encontramos los vinos expuestos de forma elegante y vistosa, lo que mejor le va a un buen vino, es la oscuridad. Los vinos blancos, en particular, son más propensos a estropearse cuando les da la luz.
Humedad y posición (horizontal), son las responsables de una buena conservación del corcho, de ahí que la ventilación sea fundamental para evitar los olores que produce el moho o la podredumbre.
Como no podía ser de otra manera, la temperatura es otro de los aspectos básicos de la conservación del vino. Esta debe ser constante entre los cinco y dieciocho grados. Considerándose como punto óptimo los diez o doce grados de temperatura. Hay que evitar las oscilaciones bruscas de temperatura. Una bodega puede variar su temperatura entre las diferentes estaciones, sobre unos cinco grados hacia arriba o hacia abajo, eso no supone un problema además de que puede ser inevitable. Sin embargo, si la variación se produce semanalmente o a diario, pueden estropearse, dado que el corcho es el principal afectado por los cambios bruscos pudiendo permitir filtraciones que estropeen el caldo.
La bodega ideal, es la que permite que todos estos aspectos estén bajo control. Una bodega subterránea o cavada en la roca, es por tanto el mejor hábitat para las botellas de vino. Las paredes de la misma, han de ser gruesas, de piedra o ladrillo y evitar filtraciones o tuberías.
Antes de empezar a montar una bodega, es fundamental, encontrar un lugar en el que el vino pueda permanecer inalterable durante años.
Como ha de ser esa bodega
Para empezar, el suelo. Este debe ser poroso, por lo que da muy buen resultado cubrir todo el suelo donde se vaya a instalar la bodega, con tierra gruesa o grava y regarlo de vez en cuando para mantener los niveles de humedad.
Lógicamente, debe encontrarse limpio y bien ventilado. Hay que evitar almacenar otros objetos en la bodega, sobre todo aquellos que desprendan olores.
En el caso de no disponer de un sótano o similar donde disponer la bodega, puede hacerse en un armario o habitación. Los botelleros y estanterías, deben ser rígidos y estables, con fácil acceso. El material puede ser diverso, pero los mejores son de piedra o metal sin tratar, la madera es buena opción aunque corre el riesgo de podrirse.
Otra opción es, almacenarlo en la propia caja cuando esta, es de madera y no entre en contacto directo con el suelo.
Como se puede observar, montar una bodega, no es en excelso difícil. Más bien puede resultar una tarea sencilla. Sin embargo, la cuestión del espacio si puede resultar un problema. En las grandes ciudades, por ejemplo, no es posible contar con sótanos o cuevas donde conservar los vinos. Incluso los mejores restaurantes o vinotecas, son incapaces de montar una bodega adecuada en muchas ocasiones.
En este punto, es donde entra en juego la innovación tecnológica. Actualmente, gracias a la innovación y la tecnología, es posible montar autenticas bodegas en medio de una sala sin que el vino, pierda un ápice de su valor. Respetando todos esos principios básicos de conservación y manteniendo las botellas en su punto óptimo y libres de riesgo.
Hoy en día, las soluciones que podemos encontrar en el mercado, son innumerables. Desde pequeños botelleros hasta grandes bodegas totalmente climatizadas y preparadas para la conservación de los vinos por años y años.
La climatización de los espacios es uno de los puntos fuertes de la innovación. Adecuar un lugar con las medidas óptimas de humedad, temperatura y ventilación es posible, sin necesidad de una cueva subterránea.
Diseños y acabados exclusivos y acordes a la decoración. Con prestaciones únicas según las necesidades de cada amante del vino o restaurador.
Vinotecas a medida, botelleros, armarios climatizados o cavas de vino, son posibles. Gracias a un sector en ciernes que se encarga de solucionar todo tipo de problemas que puedan surgir a la hora de querer disponer de una bodega.
Así que, si tu sueño es contar con una bodega particular, o cuentas con un negocio relacionado con el vino, pero no cuentas con las condiciones óptimas para su conservación, lo mejor es adquirir alguna de las soluciones propuestas.
Aunque a nivel particular puede resultar ambicioso o pretencioso, montar una bodega climatizada es posible. Sin perder un ápice de diseño, puedes decidir el tipo de vinoteca que quieres tener. Para grandes restaurantes, los resultados, son impresionantes. No pasa desapercibido para un amante del vino (o simplemente un comensal cualquiera) cuando entras en un restaurante y encuentras una impresionante vinoteca al alcance de tus ojos, con un diseño innovador o clásico, que pasando por estantería, es mucho más. Estos espacios cada vez más habituales, son auténticas bodegas a medida que cuentan con un diseño integrado. En el se controlan la temperatura, la humedad, la ventilación… el lugar perfecto para que descansen los vinos.