“Hoy día, debido al alza en los precios de los combustibles, y por consiguiente de la energía, la optimización de los consumos energéticos es algo imprescindible para controlar y reducir los costes de producción”, explican desde Eficiencia-V, empresa especializada en la instalación placas solares en Cádiz. La eficiencia energética es una de las máximas preocupaciones para las empresas dado el contexto actual en el que la competitividad se ha llevado a su máxima expresión a causa del acecho de la crisis. De ahí que surjan empresas especializadas en cubrir esta demanda de máxima eficiencia como estos especialistas en placas solares de Cádiz, cuyo servicio no se detiene en la instalación y el mantenimiento placas solares para Cádiz ciudad y provincia, sino que además son capaces de realizar esa tan necesaria auditoría energética a cualquier empresa, entidad o colectivo que así lo desee.
“En Eficiencia-V evaluamos energéticamente el funcionamiento de una instalación o edificio, analizamos las mejoras energéticas del proceso, equipos e instalaciones y determinamos las inversiones a realizar y sus periodos de retorno, para terminar proponiendo la implantación de aquellas medidas de eficiencia energética y energías renovables más interesantes”, indican desde la empresa, respaldada por su experiencia en el campo de las placas solares térmicas en Cádiz. La evaluación de los índices de consumo y rendimiento, los cálculos y las simulaciones de medidas alternativas de consumo energético, la adaptación de los estudios a cada sector empresarial y la puesta en papel de la viabilidad de cada proyecto son algunas de las herramientas esenciales que se emplean en el análisis a fondo de la relación que la entidad mantiene con el gasto energético. Los beneficios que puede aportar este procedimiento al cliente son manifiestos. Invertir en este tipo de análisis y asesoramiento comporta un ahorro a medio e incluso a corto a plazo debido a la optimización en el contrato y el gasto de energía eléctrica y el uso de combustibles, lo que significa por tanto la reducción del consumo a justo lo necesario, ni más ni menos, y a calcular al milímetro el coste energético imprescindible para la empresa. Del mismo modo, siguiendo esta idea de inversión inmediata para la obtención próxima de beneficios sostenibles, cabe mencionar la posibilidad que este tipo de estudios ofrece de cara al conocimiento de la situación general de las instalaciones energéticas y la eventual detección de deficiencias y puntos críticos que, en consecuencia, planteen la necesidad de emprender una renovación tecnológica o la apuesta necesaria por la diversificación energética. En otro orden, esta medida redunda en beneficios éticos y de imagen empresarial, como su compromiso con el medio ambiente a través de la reducción de emisiones energéticas ligadas a la actividad económica cotidiana del negocio.
A pesar de la penalización que las políticas estatales aplican al autoconsumo de energía mediante la instalación de placas solares propias –el respectivo decreto ley publicado en agosto de 2013 contempla el denominado “impuesto al sol”, una tasa que grava el autoconsumo instantáneo con energía solar-, el campo de las placas solares supone, en sí mismo, a nivel corporativo, la apertura de una amplia gama de negocios a causa de su constante renovación, derivada de la incesante labor de investigación y desarrollo asociada a su tecnología. Es la situación, por ejemplo de una empresa zaragozana, que ha ingeniado una placa solar capaz de calentar el agua de un inmueble y, a la vez, generar electricidad en un único sistema. Otro caso es la reciente aplicación por un grupo de investigadores de la Universidad Queen Mary de Reino Unido de cáscaras de langostinos para la construcción de células solares. Los ingenieros -que también estudian el uso de microalgas para la fabricación de supercondensadores destinados al almacenamiento de energía eléctrica en aparatos como vehículos y desfibriladores-, han procedido a aislar la quitina y el quitosano presentes en los exoesqueletos de estos invertebrados para sustituir a elementos tradicionales de las placas solares corrientes, como el rutenio. Las ventajas de este descubrimiento estriban en el ahorro de costes que supone el empleo de las cáscaras de los langostinos, también más accesible y sostenible, como materia prima en la elaboración de las placas solares.