Las empresas están viviendo momentos complicados en los últimos meses a causa de la delicada situación económica surgida a raíz de la crisis del coronavirus. Son muchas las entidades que se han visto abocadas a la rutina más absoluta y que no han sido capaces, obviamente, de salir adelante en un contexto en el que lo normal ha sido padecer todos los males que le pueden llegar a cualquier actividad comercial. Y es que no hay nada como la inestabilidad para hacer que cualquier producto o servicio no se venda o no lo haga a la velocidad que esperamos.
Una de las cuestiones que más ha afectado a las empresas dentro del contexto actual es el hecho de que haya faltado confianza en ellas por parte de las entidades financieras. Este tipo de entidades tiene la llave, en muchas ocasiones, de la apertura de muchos negocios y de su crecimiento, pero también la de su fracaso. A nadie le cabe la menor duda de que la situación económica acorde a cada momento es algo que, en buena medida, depende de los bancos. Y este tipo de empresas nos puede dar una de cal y una de arena.
Las empresas que peor lo han pasado durante los meses en los que llevamos padeciendo el coronavirus son las que tienen menos de 50 trabajadores. Es lo que dice una noticia que fue publicada por el diario El Economista en la que se indica que el 99% de las 68.000 entidades que desaparecieron en los primeros meses de la pandemia tenía menos de 50 trabajadores. Y buena parte de la culpa de eso la tiene el hecho de que no ha habido financiación para que las empresas de las que hablamos hayan planteado alternativas para seguir siendo rentables a pesar de la pandemia.
Otra noticia, en este caso publicado en el portal web EAE Business School, indicaba que, antes de la pandemia, cerraban unas 5.000 empresas a lo largo de un año en España. Eso hace referencia a que cierran 15 empresas en nuestro país cada día, una cada menos de dos horas. Los motivos son exactamente los mismos que los que ya hemos comentado en los párrafos anteriores: la falta de financiación por parte de las entidades que, en teoría, existen para facilitar este proceso. Sin esa financiación, está claro que el tejido empresarial de una nación está cogido con pinzas.
La clave para que las empresas de una nación sobrevivan a los momentos económicos difíciles es que haya determinadas entidades, ya sean públicas o privadas, que se encarguen de facilitar su financiación en durante precisamente este tipo de momentos. Los profesionales de Findango Finance nos han comentado que es precisamente esto lo que falta en España, lo que explica que tantas empresas hayan quebrado durante la crisis del coronavirus y también durante la crisis anterior, la que se inició en el año 2008. Solo cuando se ofrecen facilidades para la financiación una nación es capaz de conseguir empresas estables y que generen empleo.
La diferencia entre convertirnos en una potencia de verdad o no
Los políticos de nuestro país siempre han tendido a decir en público que España es una potencia económica a nivel mundial. Esto, como es lógico, no es verdad porque, siempre que hay una crisis, nuestro país es uno de los países más afectados. Lo dicen las diferentes noticias de los medios de comunicación y los datos macroeconómicos que se van publicando durante el desarrollo de cada crisis. Está más que claro que España sigue un paso por detrás de las verdaderas referencias económicas de este mundo.
En los países que son verdaderas referencias en este sentido, Alemania, Estados Unidos, Japón…, la clave reside en ofrecer una financiación a todo tipo de empresas y no solo a las más grandes. De esa manera, no solo se consigue una mayor estabilidad económica en el seno de dicha entidad, sino que se garantiza, aunque sea indirectamente, el empleo. Y si se garantiza el empleo, es obvio que hay muchas más posibilidades para que se mantenga el nivel de consumo y que la economía continúe con ese proceso circular y de movimiento de dinero que garantiza su continuidad.
Tenemos muchas cosas que mejorar en España en lo que tiene que ver con la financiación de nuestras empresas y esperamos de verdad que, de cara a los próximos años, se produzca un cambio en este sentido. Si no es así, nuestros emprendedores y empresarios seguirán pagando las consecuencias y volverán a ser los más vulnerables de Europa cuando venga una nueva crisis. Es precisamente esto último lo que se trata de evitar. Si no cambiamos nuestra manera de pensar y de actuar en materia económica, ya sabemos cuál será nuestro destino como economía.