Antes de empezar cualquier obra, ya sea para hacer una pequeña reforma en casa o una construcción grande y desde cero, deberías hablar con alguien que sepa del tema. No basta con tener ganas, ideas o un presupuesto más o menos cerrado. Si no cuentas con asesoramiento desde el principio, lo normal es que aparezcan problemas, errores y gastos que no habías previsto. Y cuando eso pasa, ya es tarde para evitarlo.
Muchas veces uno piensa que puede ir resolviendo las cosas sobre la marcha. Pero en construcción, eso casi nunca funciona. Si no te asesoras, hay decisiones que vas a tomar mal. Algunas pueden parecer pequeñas al principio, pero al final pueden hacerte perder dinero, tiempo y paciencia.
¿Qué pasa cuando no te asesoras?
Uno de los principales problemas es que se suelen cometer errores básicos. Algunos se notan enseguida, otros no se descubren hasta que ya está hecha la obra. Pero todos tienen algo en común: se podrían haber evitado.
Hay un término que se usa mucho en este sector: retrabajo. Significa tener que rehacer algo porque se hizo mal la primera vez, y esto pasa más de lo que parece. Según datos que aparecieron en El Confidencial, el retrabajo puede aumentar los costes de una obra entre un 5% y un 20%. Es decir, si ibas a gastar 30.000 euros en una reforma, podrías acabar pagando 33.000 o incluso 36.000 si hay errores. Y eso solo por cosas que podrían haberse hecho bien desde el principio.
Pero también se pierde tiempo. Un fallo en una instalación puede retrasar el resto de la obra durante días. Y, además, la experiencia termina siendo estresante para todos. Por eso, si te asesoras antes de empezar, evitas gran parte de estos líos.
Errores más comunes por no asesorarse antes
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Medidas mal tomadas
Uno de los errores más frecuentes es confiar en medidas que no son exactas. A veces las toma uno mismo con una cinta métrica. Otras veces se usan planos antiguos. Lo que pasa después es que encargas muebles que no caben, abres huecos de puertas que no coinciden o colocas ventanas mal alineadas. Todo eso se puede evitar si un técnico revisa las medidas desde el inicio.
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Empezar sin un proyecto completo
Otro fallo habitual es arrancar la obra solo con una idea general. “Queremos ampliar la cocina”, “vamos a cerrar la terraza”, “queremos otro baño”. Pero no hay planos detallados, ni cálculos técnicos, ni una lista clara de materiales. Sin ese proyecto completo, los obreros van trabajando sobre la marcha, se improvisan soluciones y los errores se acumulan. Luego hay que rectificar, comprar más cosas, volver a pagar mano de obra… y el coste total se dispara.
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Escoger mal los materiales
Esto pasa mucho: se eligen los materiales por fotos o por precio, sin saber si sirven para ese espacio o si cumplen con la normativa. Hay suelos que no son aptos para zonas húmedas, pinturas que no aguantan el calor, aislantes que no funcionan bien o cerramientos que no aíslan ni del frío ni del ruido. Un asesoramiento técnico te indica qué materiales van bien en cada caso y te evita tener que cambiar cosas más adelante.
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No tener en cuenta las licencias y normas
Cada zona tiene unas normas distintas sobre lo que se puede y no se puede hacer. Hay reformas que necesitan permisos, licencias o incluso informes técnicos. Si no los tienes, puedes encontrarte con una multa o con la orden de parar la obra. Y eso no solo implica retrasos: en algunos casos hay que deshacer lo ya construido. Asesorarte antes te permite saber qué pasos hay que dar para cumplir con la normativa.
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Cambiar cosas a mitad de obra sin saber el impacto
Durante una obra es normal que surjan nuevas ideas, pero si no tienes a alguien que te diga las consecuencias de esos cambios, puedes meterte en un lío. Por ejemplo, mover un baño no es solo cambiar de sitio un váter, también hay que ver si se puede conectar al desagüe, si se puede colocar ventilación, si la estructura lo permite… A veces un cambio aparentemente pequeño obliga a modificar todo el proyecto, romper paredes o cambiar instalaciones ya hechas. Eso retrasa todo y sube mucho el coste final.
Consecuencias reales de no asesorarte bien
Desde empresas que se dedican a la construcción, se han encontrado con todo tipo de situaciones. Clientes que llaman cuando ya tienen el problema encima: una escalera mal colocada, una instalación de gas que no cumple la normativa, un techo que no tiene suficiente ventilación o una fachada que no se podía modificar porque no se pidió el permiso correspondiente.
En algunos casos, han tenido que rehacer parte de la obra. En otros, han tenido que explicar que no se puede hacer lo que el cliente quiere porque ya se gastó el presupuesto en algo que no era necesario. Y muchas veces, eso se podría haber evitado si desde el principio alguien les hubiera acompañado en el proceso, revisando planos, haciendo cálculos, explicando alternativas.
También han visto reformas que se alargan durante meses por falta de planificación. Cambios de última hora, problemas con materiales que no estaban disponibles, errores al interpretar planos… Cuando no hay una persona que supervise todo desde el principio, la obra va dando tumbos.
Cómo evitar errores desde el principio
Los expertos en construcción residencial e industrial Construalia opinan que lo más importante es que, antes de empezar cualquier obra o reforma, te sientes con alguien que sepa y te dejes asesorar por él. Puede ser un arquitecto, un aparejador o un técnico con experiencia. Esa persona tiene que ayudarte a dejarlo todo claro antes de que entren los obreros: qué se va a hacer exactamente, cómo se va a hacer, cuánto va a costar y cuánto va a durar.
Estas son algunas cosas que puedes hacer para evitar errores:
- Pide un plano detallado con todas las medidas.
- Confirma qué permisos o licencias hacen falta en tu zona.
- Habla con un técnico sobre los materiales adecuados para cada espacio.
- Deja cerrado un calendario realista de obra, con tiempos y fases.
- Asegúrate de que todos los profesionales trabajan sobre el mismo proyecto.
- No cambies nada sin antes preguntar si eso afecta al resto del trabajo.
También es importante que no te fíes solo de lo que dicen los anuncios o las redes sociales. Lo que ves en fotos muchas veces no tiene nada que ver con lo que se puede hacer en tu casa. Cada obra es distinta, cada espacio tiene sus límites, y lo que parece sencillo a veces requiere muchos pasos.
Asesorarse no es un gasto, es un ahorro
Hay quien piensa que pagar por asesoramiento es un gasto que se puede evitar, pero en realidad es todo lo contrario: cuando te asesoran bien desde el principio, gastas menos, porque no compras materiales que no sirven, no pagas doble mano de obra, no pierdes tiempo con errores, y no tienes que solucionar problemas legales o técnicos a mitad de camino.
Además, el proceso es mucho más tranquilo. Sabes lo que se va a hacer, cuándo y cómo. Tienes a alguien que te ayuda a tomar decisiones, que se adelanta a los posibles problemas y que responde si algo no sale como se esperaba.
Al final, tener a un profesional que te asesore es como tener un mapa claro antes de salir de viaje. No te evita todos los baches, pero sí los más gordos.
Lo que deberías tener claro antes de empezar tu obra
Para que no te pase lo que a mucha gente, ten en cuenta lo siguiente:
- Nunca empieces una obra sin un proyecto completo.
- No tomes decisiones importantes sin consultar antes.
- Revisa bien las medidas y los planos.
- Pregunta siempre por la normativa local.
- Si tienes dudas, no improvises: pide ayuda.
- Planifica también el orden de los trabajos: no se puede pintar antes de poner los enchufes, ni colocar suelo antes de terminar las instalaciones.
Y, sobre todo, escucha a quien sabe. La experiencia marca la diferencia. Hay cosas que tú no puedes saber si no te dedicas a esto, y por eso contar con alguien que lo haya hecho muchas veces puede evitarte muchos errores.
No lo dejes para después
Muchos de los errores en construcción se producen porque se piensa que ya se verá sobre la marcha. Pero cuando algo ya está hecho, cambiarlo cuesta el doble. Por eso, cuanto antes pidas asesoramiento, mejor. Incluso si todavía no tienes claro el proyecto o el presupuesto, un buen asesor te ayuda a organizarlo todo desde el principio.
Construir o reformar no tiene por qué ser una pesadilla, pero, para que salga bien, necesitas empezar bien, y eso solo lo consigues si alguien con experiencia te guía desde el principio. Así evitas errores, controlas los gastos y terminas antes. Es algo tan sencillo como decidir no hacerlo todo por tu cuenta, evitar decisiones precipitadas, rodearte de profesionales desde el primer momento y asegurarte de que todo esté bien pensado antes de empezar.