Es cierto que después de un tiempo dirigiendo un negocio coges confianza y te enfrentas de manera solvente a situaciones que antes se hacían muy difíciles de soportar. Esto es hasta que te das cuenta de que hay un problema con el contrato de un trabajador, o con las deducciones o cualquier otro tema que implique que Hacienda o la Inspección de Trabajo se te echan encima, y es entonces cuando te arrepientes de no haber hecho las cosas de otra manera.
Para aquellas personas que la única asignatura de Derecho que estudiaron durante la carrera fue Derecho Civil, conocer los complejos conceptos de las ramas del Derecho, puede ser algo como intentar traducir un jeroglífico egipcio. Por no hablar de aquellos como yo que saben de Derecho debido a que han tenido que aprender algo en el trabajo.
La amalgama de normas jurídicas en el que se basa nuestro sistema es tan complejo que incluso los intérpretes y aplicadores del derecho, es decir jueces y abogados, tienen dudas de cuál es la norma que articular, o de qué manera hay que proceder para llevar a cabo con éxito un caso complejo.
A pesar de que hay una gran cantidad de normas, existen expertos en diferentes maneras que ayudan a tener seguridad jurídica sobre nuestras acciones. Tenemos a los abogados, a los economistas y a los gestores. Todos ellos son expertos en diferentes materias, pero el gestor destaca por gestionar las relaciones con Hacienda, la Tesorería General de la Seguridad Social y otros órganos del estado.
Porqué un gestor genera tranquilidad y estabilidad
Pues bien, dependiendo de la actividad comercial de cada empresa, se establecen diferentes relaciones con los proveedores, el Estado y los trabajadores. Dado que puede haber normativa que influya de manera significativa en estas relaciones, es importante estar asesorados para que no haya ningún problema.
Pero las normas van cambiando, y cada vez lo hacen con más frecuencia. Y estar desinformado sobre cómo se debe hacer una determinada gestión, puede provocar graves perjuicios a nivel económico y también a nivel empresarial. Porque si una decisión afecta a un cliente, puede que lo pierdas. Y también puede afectar a nivel personal, porque los gestores también trabajan aconsejando a las personas físicas.
De hecho, recientemente ha cambiado la deducción por vivienda habitual, y ahora un contribuyente que ha venido practicando la deducción por inversión en vivienda habitual, cuyo uso y disfruto se atribuyó mediante convenio regulador, puede aplicar esta deducción por las cantidades que satisfaga respecto a un préstamo hipotecario. Una persona que no sabe esto puede dejar de deducirse unas cantidades en el IRPF que bien podrían ayudarle.
Pongamos un ejemplo en relación con las deducciones en el Impuesto de sociedades. El Impuesto de Sociedades es complejo para aplicar, pues existen muchas deducciones cuyos cálculos pueden ser complejos. Un error a la hora de calcular una deducción puede generar que se deje de ingresar una cantidad de dinero que debería de haberse pagado. Y esto genera recargos de demora, intereses y en algunas ocasiones sanciones.
Tener un asesoramiento que te permita cerciorarte de que las decisiones que tomas son las correctas, y que en cualquier caso los riesgos están controlados, genera una tranquilidad que te permite centrarte en lo que de verdad importa, el negocio. Solo de esta manera se puede poner el foco de atención en el fin empresarial.
Por todas estas razones es necesario contar con gestores de confianza, tanto en la vida profesional como en la personal. Gestoría Toledano es una gestoría especializada en el ámbito de la gestión administrativa y asesoramiento de empresas, y está compuesta por un equipo de profesionales compuesto por gestores, abogados, economistas y graduados sociales de reconocido prestigio listos para adaptarse a las necesidades de sus clientes.
Para acabar diremos que no hay mayor tranquilidad que la de delegar los asuntos en buenas manos, y para ello hay que tratar con gestorías con trayectoria y prestigio que nos aseguren que las gestiones lleguen a buen puerto.