Soy de esas personas que llamo al pan, pan, y al vino, vino. Me gustan las cosas claras. Así pienso que se solucionan muchos problemas y evitas situaciones tensas. A mí me conocen porque digo las cosas como son, es cierto que en algunas ocasiones podré estar equivocado, pero al menos mantengo una cordura con mis pensamientos. No me gustan esas personas que no se mojan, o peor todavía, las que son políticamente correctas. Pues bien, hay un tema que me saca de mis casillas, el del trabajo.
No entiendo cómo en un país donde tenemos la tasa de desempleo juvenil más alta de Europa, un dato que tendría que sonrojar a todos esos políticos progresistas que se les llena la boca con sus políticas y medidas. Es para meter la cabeza debajo de un agujero, o mejor aún, para dimitir y dejar de cobrar esas cantidades ingentes de dinero público que se meten cada mes. Pues bien, no entiendo cómo con esa tasa de paro, puede haber ofertas de trabajo que están sin cubrir. No entiendo cómo hay sectores como la albañilería, la ganadería o la agricultura, o incluso la hostelería, que tiene que cerrar porque no encuentran trabajadores. Bien claro está, a todas esas personas que están en situación de desempleo, si la oferta de trabajo cumple con su perfil, obligarles a cogerlo. De no hacerlo, perderá su ayuda económica. Listo. Ya os he dicho que me gusta hablar claro. Y es que siempre que encuentro a un joven que no encuentra trabajo, o eso dice, le cuento una historia muy real. La mía.
Hace algunos años, comencé a trabajar en una empresa como carretillero. Una profesión que la verdad es que nunca había tocado, pero que siempre me llamó la atención porque cuando iba a supermercados me impresionaba la destreza con la que trabajaban. Pues bien, tenía hambre, que creo que es algo que les falta a los jóvenes de hoy en día. (Es lo que tiene que se lo den todo hecho). Al principio, mi trabajo consistía en transportar mercancías dentro de la empresa utilizando una carretilla elevadora. La empresa tenía un alto volumen de movimientos de mercancías, por lo que siempre había mucho trabajo por hacer. Pero yo soy de esas personas que prefiero estar trabajando, así se me pasa el tiempo volando, que mirando a una pared en blanco y esperando a que se mueva un punto.
Mi día a día como carretillero comenzaba con la revisión de la carretilla, asegurándome de que estuviera en buen estado y lista para su uso. Es cierto que yo contaba con la suerte de que las carretillas eran de la empresa Valcomaq, que ya había trabajado más veces y que siempre son sinónimo de seguridad y calidad. Después, recibía las instrucciones del encargado de almacén, que por cierto es un tipo del que he aprendido mucho (ojalá fuera así en todos los trabajos) sobre las mercancías que debería transportar y a qué ubicaciones. A lo largo del día, movía paletas de un lugar a otro, cargaba y descargaba camiones, y organizaba el almacén para que las mercancías estuvieran accesibles. Lo que es el típico trabajo de un carretillero, y la verdad es que cada día me iba gustando más mi empleo.
Mantenimiento
Además de transportar mercancías, también era responsable de mantener la carretilla en buen estado, revisando regularmente los niveles de aceite, la presión de las ruedas y realizando otras tareas de mantenimiento básico. Esto es algo que siempre me había gustado y que lo lleve muy bien.
Durante el tiempo en el que estuve en esta empresa , aprendí a ser muy cuidadoso y preciso en mi trabajo, ya que cualquier error podría resultar en daños a la mercancía o a la carretilla. Algo que por desgracia también falta entre los empleados de hoy en día. También tuve que familiarizarme con las normas de seguridad y seguir los procedimientos de la empresa para garantizar un entorno de trabajo seguro.
A medida que pasaron los años, fui adquiriendo más experiencia y habilidades, lo que me permitió asumir mayores responsabilidades, como la supervisión de otros carretilleros y la coordinación de las operaciones de transporte de mercancías. Algo que siempre me había llenado. Es bonito eso de empezar desde abajo.
En resumen, mi trabajo como carretillero en la empresa fue una experiencia preciosa que me permitió aprender y desarrollar otras habilidades. Por eso os digo, que estamos ante una profesión de futuro. Si eres de esos jóvenes que dices no encontrar trabajo, te recomiendo que conozcas un poco más este sector.